La larga cola
Viendo el titulo de este post, algunos usuarios encontrarán en el término connotaciones sexuales, otros muchos pensarán en la cola de la pescadería en la que piden la vez, la del aseo un fin de semana de botellón, la del paro con caras de sueño mañanero... pero todavía no se alteren, estamos hablando de Internet. Tendría que hablarles sobre una interesante teoría con este nombre, pero como siempre, hay otros que lo explican mejor y les remito a que busquen información en otras fuentes. Sacarán en claro lo mismo que yo: que a día de hoy cambian los productos, los gustos de los consumidores y las formas de comercialización. La distribución de la cultura por Internet es una ventaja se mire por donde se mire: rápida, gratuita y con un volumen de difusión exageradamente amplio. También es cierto que cualquier producto es susceptible de venta, si no lo creen, que se lo digan al creador de E-bay, que ha contribuido al intercambio de los productos más absurdos que puedan imaginar.
En definitiva, la suma de pequeñas cosas forja un conjunto de grandes bloques de venta. Y el hecho de que un número determinado de personas centre la atención en un producto minoritario, supone un reclamo comercial sin precedentes.
Esto de la larga cola, para que lo entiendan mejor, sería similar al mundo de la blogosfera: usted crea un blog de cocina. Estupendo, ya puede colgar las recetas de su abuela, pero todo el mundo tiene una abuela cocinera y le sabrá a poco lo que usted cuente. En definitiva, nadie le va a leer. Tiene que hacer algo original, especial, estrújese las neuronas. ¿Le interesaría saber lo que se cuece en los medios? visite un espacio de reciente estreno: Cubiertos. Un blog de cocina especializado (por narices) para que ustedes vayan a leernos. Sí, esto es publicidad, pero es el único recurso para no quedarnos al final de la larga cola. Más allá del profesor que nos tiene que evaluar, nuestra familia y cuatro que entren engañados, pocos recurrirán a nosotros para informarse, pero esos pocos serán entusiastas seguidores (o no). Estaremos por tanto dentro de una particular larga cola.