2.26.2007

Con los cinco sentidos

Con los cinco sentidosVemos la vida a través de pulgadas. No se confundan que no les estoy llamando pulgas, me refiero a que la mayor parte de lo que vemos se proyecta en pantallas de todos los colores, olores y sabores. Pero sobretodo en base a medidas, porque ahora más que nunca las pulgadas nos invaden. ¿Cuánto miden sus pantallas? Calcule las pulgadas que tiene por casa: televisores y sucedáneos, ordenadores y periféricos, teléfonos y video porteros, microondas y hornos... hasta las lavadoras y las neveras son programables gracias a su correspondiente pantalla. La rapidez de las nuevas tecnologías, la interactividad y sobretodo la facilidad de acceso cambiarán en un futuro la orientación del comercio, la publicidad y los movimientos de la vida cotidiana. Siempre se dice aquello de que todo está inventado, pero lo cierto es que todavía nos queda mucho por ver. Ya pueden ir tranquilos a ver el partido de los domingos porque han descubierto la fórmula del penalti perfecto, su equipo ganará gracias a las leyes de la matemática. Y si el delantero de turno se equivoca al restar delante de la portería, siempre podrán consolarse con la wonderpizza, la máquina expendedora que en cualquier rincón nos prepara el susodicho producto.

Son inventos inservibles dirán muchos, muy conseguidos pensarán otros. Lo cierto es que merece la pena invertir esfuerzos porque siempre encontraremos a alguien en este ancho mundo que le saque provecho a artilugios impensables. Todos los inventos de la historia han sido buenos, siempre se aprende algo de cada uno. Por ejemplo, ¿alguien concibe su vida informatizada sin el ratón? Puede que en un futuro nos sobre con un simple gesto para encender el ordenador y abrir sus aplicaciones, pero mientras no pueda controlar mi ordenador con la mente me conformaré con menear el ratón con otras extensiones de mi cuerpo como las manos (que sigue siendo lo más útil) o los pies, que también es una opción patentada. Igual que Félix Rodríguez de la Fuente vinculaba al hombre con la tierra, el ratón permite que conecten el hombre y la máquina. Para mí, el ratón resulta muy útil: el animalito informático obedece tus órdenes, te dirige a donde quieres y no se escapa mientras esté bien conectado. Perdónenme pero soy de la generación ratón, que nadie me lo quite.

Después de todo esto, ¿no ven claro el futuro? Vean lo que está por llegar en los próximos trescientos años

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