Plágienme con cariño
Si dan dos golpes de ratón más abajo, comprobarán que soy legal. Tengo reconocidos todos los derechos de propiedad intelectual que permite la ley gracias a las creative commons. No sabría explicarles dónde empiezan y terminan mis derechos, pero el caso es que no me siento protegida con ellos y menos en la gran red de Internet donde te pisan sin que te enteres. Tampoco me importa que hagan uso de mis creaciones, pero este siglo es el del copyright, los derechos de autor y las patentes y les recuerdo que lo correcto es ser legal. No soy la más indicada para explicarles todo esto porque acabo de llegar. En cualquier caso, visiten a David Bravo que es todo un experto en la materia. O a mis compañeros, tan insectos como yo, pero que sabrán explicarse mejor o habrán plagiado algo interesante.
Hasta Google delinque en la red. Acéptenlo, legales no somos nadie porque pertenecemos a una generación de parásitos, de copiadores compulsivos y es difícil borrar algo tan arraigado en la cultura de estos tiempos. Es tiempo de plagio, copia e imitación, siempre al rescate de antiguas ideas o tendencias para hacerlas nuevas. Se retroalimentan de tal forma que no sabemos dónde empieza la copia y dónde está el original. Si conocemos nuestros derechos digitales y patentamos nuestras creaciones intelectuales, ¿por qué no patentamos las conversaciones? También son originales, surgen de nuestra mente y algún oyente indeseado se las puede apropiar. ¿Qué pasa con los dialectos?, ¿o con los comportamientos sociales ? ¿quién es el primero que piensa una palabra y la pone de moda? El que no quiere compartir ni tiene copyright es porque no quiere. Yo lo tengo y les permito que me plagien, pero respeten mi nombre aunque sea una insignificante pulga.
Hasta Google delinque en la red. Acéptenlo, legales no somos nadie porque pertenecemos a una generación de parásitos, de copiadores compulsivos y es difícil borrar algo tan arraigado en la cultura de estos tiempos. Es tiempo de plagio, copia e imitación, siempre al rescate de antiguas ideas o tendencias para hacerlas nuevas. Se retroalimentan de tal forma que no sabemos dónde empieza la copia y dónde está el original. Si conocemos nuestros derechos digitales y patentamos nuestras creaciones intelectuales, ¿por qué no patentamos las conversaciones? También son originales, surgen de nuestra mente y algún oyente indeseado se las puede apropiar. ¿Qué pasa con los dialectos?, ¿o con los comportamientos sociales ? ¿quién es el primero que piensa una palabra y la pone de moda? El que no quiere compartir ni tiene copyright es porque no quiere. Yo lo tengo y les permito que me plagien, pero respeten mi nombre aunque sea una insignificante pulga.
4 comentarios:
Hola insectillo. Te mando un saludo.
He de decir que me ha sorprendido gratamente tu blog. Tanto que he decidido colaborar contigo dándote mi opinión sobre el plágio:
Es tiempo de plagio, copia e imitación, siempre al rescate de antiguas ideas o tendencias para hacerlas nuevas. Se retroalimentan de tal forma que no sabemos donde empieza la copia y donde está el original.
He dicho.
Lo dicho: un saludo.
Gracias nadador!!
Te devuelvo el saludo y te invito a que me visites y plagies más a menudo.
Nos vemos por este ecosistema!
noto en ti pulga que eres muy fria en las proposiciones de dialogo que produces salto a salto veo que no picas tanto como alardeas y veo que todo lo que falta de mordiente no escasea en belleza de tu mundo-blog...
por lo que a mi respecta sigue saltando pero con mas hambre, que llegaras posiblemente hasta donde nosotros los seres celestes habitamos.
mordiscos para vos pulguita
No es lo mismo plagiar, que citar.
Y el uso de la licencia que tienes puesta en tu blog no te hace más o menos legal (que ya lo eres porque no estás en la cárcel). Me explico, esa licencia que muestras, autoriza a otros a usar el contenido que cuelgues aquí, sin tener que pedir permiso expreso (uff, con la perdida de tiempo que supone eso casi siempre), siempre y cuando, simplemente... te citen!
Por tanto, el uso de la licencia es una renuncia expresa a tu derecho al Copyright. El siglo XXI va a ser el siglo de las Creative Commons o similares. Se acabó el pagar derechos de autor para poder difundir la cultura sin ánimo de lucro!
Lo aclaro, porque creo que andabas un poco perdida, pulga.
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